Tras profundizar en diversos estilos decorativos, como por ejemplo el Shabby Chic, hoy queremos centrarnos en el neoclásico, un estilo que se desarrolló a partir de la excavación de las ruinas de las ciudades de Pompeya y Herculano. A pesar de ser mucho más simple y elegante que su predecesor, el rococó, el neoclasicismo sigue apostando por el exceso en la decoración, con adornos intrincados y motivos con diseños antiguos griegos y romanos.
Orígenes
Fue en 1748 cuanto el historiador alemán Johan Winkelmann alentó al estudio e imitación del estilo grecorromano, que se extendió a las artes decorativas. De hecho, en 1760 Robert Adam construyó muebles con motivos grecorromanos en Inglaterra. Más tarde, este tipo de muebles fueron extendiéndose por otros países, como Francia, donde fueron adoptados por la corte de Luis XV.
Tres épocas
Podemos separar el estilo neoclásico en tres épocas diferentes. En primer lugar, encontramos el primer neoclásico, ubicado en el Reino Unido a cargo del arquitecto escocés Robert Adam, que toma un estilo ecléctico combinando su observación en los edificios de la antigua Roma y Pompeya, en Palacios Renacentistas, con montones de objetos decorativos procedentes de la antigua Grecia y ornamentación etrusca. Por otro lado, encontramos el Gran Neoclásico, un estilo situado a finales del siglo XVIII, cuando varios europeos y americanos viajaron a Grecia y al Sur de Italia para observar la antigüedad clásica y lograr una interpretación muy auténtica.
Por último, encontramos el neoclásico puro, que es como se ha llamado a la consolidación del estilo en el siglo XIX. Su esencia era la moderación, incorporando otros elementos. Se caracterizaba por las líneas sencillas y claras en la arquitectura y el mobiliario, predominando los interiores tranquilos y las formas bien proporcionadas.
Colores
Si te gusta este estilo decorativo, tenemos una buena noticia para ti: ¡es muy sencillo de lograr! Y es que se puede crear una apariencia rica y sofisticada en cualquier habitación. Para ello, te recomendamos que optes por colores como los rojos, morados, el negro o el dorado, lo que te ayudará a crear un interior lujoso y dramático. Si prefieres una atmósfera más ligera y sutil, lo mejor es que te decantes por tonos pasteles o neutros.
Paredes y suelos
Por otro lado, es buena idea que utilices papel pintado de raso o damasco para las paredes, pudiendo optar también por los grandes estampados florales o adornos con motivos romanos o griegos. Es preferible que los textiles cuenten con un estilo similar al de la pared. Por ejemplo, si tienes una pared con grandes estampados florales, puedes optar por una butaca como la de la fotografía.
Si quieres detalles más decorativos, opta por las molduras y las columnas en las estancias. En cuanto al suelo, es buena idea que cubras el suelo con azulejos de mármol pulido, materiales de efecto mármol o granito, piedra o granito.
Muebles
En cuanto a los muebles, deberás optar por piezas simples y elegantes con líneas suaves y esbeltas, pudiendo escoger muebles con motivos tallados o piernas estriadas. En general, se prefieren muebles realizados en madera oscura y es mejor que estén muy pulidos para tener un brillo profundo. Puedes ver un ejemplo en el siguiente dormitorio clásico.
Textiles y complementos
Por otro lado, en un ambiente neoclásico las ventanas deben estar cubiertas de varias capas de tela contrastante, con cortinas hasta el suelo; lámparas de araña como luz principal de la habitación y lámparas de pared secundarias ofreciendo diseños clásicos romanos y griegos; y accesorios como vajillas de té de plata, cerámica vidriada, urnas de bronce, estatuas y jarrones de estilo griego… Además, es muy típico el capitoné.
Muchas gracias por compartir este estilo neoclásico. La verdad es que me ha gustado mucho y me ha servido de inspiración