Cómo amueblar la habitación de un bebé

La llegada de un bebé al mundo es lo más bonito que un ser humano puede experimentar. Nadie está preparado para ello, pero al final lo acabas haciendo muy bien por el simple hecho de ponerle todo el cariño del mundo.

Le pones cariño a todos y cada uno de los detalles, incluyendo la decoración de la habitación del bebé, para la que es imprescindible comprar una serie de muebles que te facilitan el día a día. De ello te vamos a hablar en este artículo, así que presta atención para que todo esté listo cuando llegue el gran día.

Empieza por los muebles más básicos

Al igual que cuando uno se pone a construir una casa empieza por los pilares y acaba por el techo, cuando te pones a amueblar la habitación de un bebé debes empezar por lo fundamental, por lo que no puede faltar de ninguna de las maneras. Hay muebles como la cuna que son básicos, y también hay accesorios de los que querrás rodearte para tenerlo todo bajo control.

¿Cómo elegir la cuna?

La cuna es el mueble más importante de todos, y es por ello que muchas veces es el que más dolores de cabeza nos da a la hora de tomar una decisión. Queremos estar seguros de que es la mejor cuna posible pensando no solo en el apartado estético, que evidentemente es importante, sino también en la seguridad y el confort que es capaz de proporcionar. Además, hay que asegurarse de que cuenta con un certificado de calidad y que cumple con la normativa europea vigente.

Una buena idea es la de elegir una cuna capaz de modificar su altura para adaptarse al crecimiento del bebé. De esta forma, la cuna se adaptará al colchón cuando sea más mayor, que es cuando empieza a ponerse de pie y es capaz de bajar de la cuna sin ayuda.

Como es lógico, una cuna adaptativa no es una cuna tan barata como una que no lo es. Lo bueno es que con el paso del tiempo amortizas la inversión, ya que no tienes que ir comprando cunas o camas más grandes. Eso también es una buena noticia por temas de distribución, ya que una vez has decidido dónde va a ir ya sabes que siempre estará ahí y que no tendrás que mover las piezas del puzle para que la habitación sea práctica.

El cambiador

Si de algo no te despegas durante los dos primeros años es del cambiador. El bebé lleva pañal y para cambiarlo no hay nada como tener un cambiador, valga la redundancia. En este caso también podemos hablar de un mueble que evoluciona, ya que algunos pasan de cambiador a escritorio para que podamos sacarles el máximo partido posible. Otros simplemente se convierten en una cajonera muy práctica en la que guardar sus pijamas y otros productos útiles para el día a día.

Un armario nunca sobra

Los dos muebles que acabo de mencionar son imprescindibles, pero es que un armario tampoco puede faltar por lo práctico que es a la hora de almacenar todo tipo de objetos. Comprarlo pequeño puede ser un error, ya que con el paso de los años cada vez necesitarás más espacio, por lo que te recomendamos comprar uno que llegue hasta el techo para aprovechar el espacio en altura. ¿Qué diseño elegir? Eso va mucho con los gustos de cada uno, pero evidentemente una muy buena opción es decantarse por un diseño atemporal, ya que nunca pasará de moda y difícilmente te cansarás de él. Los de color blanco son los más recomendables cuando la habitación escasea de metros cuadrados.

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