¿Existe el colchón perfecto? Puede que sí y puede que no. Es algo que no solo depende del producto en sí, ya que no hay un colchón que guste a todo el mundo por igual. Digamos que cada persona necesita un colchón distinto en función de sus características.
Lo que es muy importante es tener claras las preferencias y saber que hay varios factores que son claves en tu elección. ¿Te apetece conocerlos? ¡Vamos allá!
¿Eres de los que se mueven mucho?
Si eres de los que no dejan de moverse cuando están en la cama tendrás que apostar por un colchón más bien duro. ¿Por qué? Porque te será mucho más sencillo girarte, algo que no sucede cuando el colchón es demasiado blando. En ese caso te hundes y eso dificulta el giro, lo que acaba incomodándote y puede ocasiones dolores de espalda.
¿En qué postura sueles dormir?
Si duermes boca arriba, en la que se conoce como posición supina, tu colchón ideal es un colchón duro. En cambio, si duermes de lado deberías decantarte por un colchón con menos firmeza, ya que es bueno que el hombro encuentre su acomodo, aunque nunca llegando a hundirse demasiado.
¿Cuánto pesas?
El peso es otro factor determinante a la hora de comprar un colchón. Si pesas mucho tendrás que pedir uno firme, capaz de sujetarte bien. En un colchón blando te hundirías. En cambio, quienes pesan poco prefieren dormir en colchones más flexibles para repartir bien el peso.
El que puedes ver a continuación es perfecto porque es ergonómico y acolchado.
¿Sueles pasar frío o calor?
Si eres de los que pasa calor y sudas cuando te vas a dormir, lo mejor que puedes hacer es elegir un colchón con muelles, ya que son más frescos y se ventilan mejor, a pesar de que poco a poco se van perfeccionando otros tipos de colchones para que no exista esa dependencia a los colchones con muelles, que no son precisamente los más modernos del mundo.
Los frioleros lo tienen claro. Los mejores colchones son los de espuma, látex o viscoelástica, ya que son capaces de almacenar el calor.
Otras consideraciones
Siendo alérgico al polvo o asmático deberías comprarte un colchón de espuma o de látex con una funda que sea lavable. Por otra parte, para beneficiarte de una base articulada deberías echar un vistazo a los colchones más flexibles del mercado, que son los de espuma, los de muelles embolsados y los de látex.
Algo que es imprescindible a la hora de tantear colchones es probarlos. No hay que tener vergüenza, ya que palparlos es insuficiente para saber si es el tipo de colchón que necesitamos. Los expertos recomiendan tumbarse, y si es un colchón para una cama de matrimonio hay que hacerlo junto a nuestra pareja. La prueba debería durar entre 10 y 15 minutos.
Otra recomendación para no tener problemas de espalda tiene que ver con la anchura del colchón, que para una cama de matrimonio nunca debería ser inferior a 150 centímetros. Es importante que las dos personas que lo ocupan tengan espacio suficiente para descansar como es debido, y de hecho 150 centímetros pueden ser escasos si los miembros de la pareja no son especialmente delgados.
Por último, y no por ello menos importante, hay que invertir en un colchón sabiendo que la vida útil suele rondar los 10 años. Aunque aparentemente se mantenga en buen estado, lo cierto es que habrá perdido sus características iniciales de higiene y confort, así que lo mejor que podemos hacer es sustituirlo por uno como el viscoelástico que aparece a continuación.