Elegir los muebles de la oficina no es tarea fácil. Puede llegar a ser incluso más complicado que amueblar un piso, ya que hay que tener en cuenta una serie de variables con las que hay que jugar a la hora de tomar una decisión de compra. ¿A qué variables me refiero? Al presupuesto, al tiempo, al espacio, al estilo decorativo, a la funcionalidad, a la iluminación y a las necesidades de los trabajadores.
Presupuesto
Lo primero que hay que hacer es fijar un presupuesto real. La empresa debe destinar una partida a las muebles de oficina y es bueno no sobrepasarla. De ahí que sea tan importante fijar una cantidad máxima que actúe de barrera.
Tiempo
Otro aspecto importante tiene que ver con el tiempo. Si la oficina es grande nos veremos obligados a invertir más días que si fuera pequeña, y con ello no solo me refiero al momento en el que se amuebla, sino también al momento en el que se decide qué se va a comprar.
Espacio
Si dispones de pocos metros cuadrados y quieres colocar al máximo número de trabajadores posible, vas a tener que ser ingenioso. Lo más recomendable es apostar por muebles multifuncionales y composiciones que te permiten aprovechar el espacio al máximo, como es el caso de la que puedes ver en la siguiente imagen. Hay espacio para el trabajo, para reunirse y para almacenar documentos y objetos pequeños.
Estilo decorativo
Todos los muebles que compres deberían seguir una misma línea, un estilo decorativo que encaje con los valores que quiere transmitir la empresa. Con esto quiero decir que una compañía que quiere posicionarse como un referente en innovación no puede comprar muebles de estilo clásico, ya que no se alinearían con su estrategia. De la misma forma, no se recomienda que un despacho de abogados que trata temas muy serios se decante por muebles de colores. Es mejor apostar por diseños y acabados sobrios.
Funcionalidad
Una oficina puede ser muy bonita y despertar la admiración de los clientes, pero si no es cómoda… Los trabajadores se van a quejar porque tendrán problemas físicos y la productividad puede reducirse por culpa de ello, así que hay que pensar en la funcionalidad de los muebles de oficina que se van a adquirir.
Por citar algunos ejemplos, merece la pena remarcar que los asientos deberían ser regulables en altura y lo suficientemente grandes como para que podamos apoyar todo el cuerpo sintiéndonos bien cogidos. Es bueno que el respaldo se ajuste a la espalda y que los reposabrazos nos ayuden a incorporarnos. De la misma forma, hay que apostar por tapizados cómodos, por cajones y estantes que estén al alcance o por mesas que sean lo suficientemente grandes como para poder realizar el trabajo sin tener que hacer malabares.
En ese sentido tenemos que recomendar la siguiente mesa de estudio con dos posiciones, que además de ser muy práctica se puede adquirir a un precio muy asequible.
Iluminación
Los muebles también tienen que ver con la iluminación, que no solo consiste en activar lámparas y fluorescentes para suplir una posible falta de luz natural. ¿Por qué? Pues porque hay que pensar en los colores. Los muebles oscuros restan luz, mientras que los muebles con acabados claros la potencian. Si vas a trabajar en una oficina con poca luz natural, apuesta por colores como el blanco o el gris clarito.
Necesidades de los trabajadores
Montar una oficina sin preguntar a los trabajadores es un error. Ellos son los que van a estar ahí cada día, los que saben qué es lo que van a necesitar para poder llevar a cabo sus tareas sin problemas. En ese sentido, creo que hay que pensar en elementos tan importantes como las sillas, que deberían ser tan cómodos como la que puedes ver a continuación.