
La elección del color de la pintura de las paredes es una cuestión relevante. Un mismo espacio lucirá una imagen diferente en función del tono seleccionado para tal fin. El blanco sigue siendo una de las opciones habituales hoy en día. ¿Cuándo priorizar esta opción frente a las demás? A continuación, te damos siete ejemplos a modo de referencia práctica.
1. Quieres potenciar la amplitud
El blanco consigue este efecto en aquellos cuartos pequeños en los que esta claridad de las paredes amplía visualmente el interior. El límite de espacio en una habitación describe una circunstancia a tener en cuenta en el proceso de decoración. La belleza de este color realza la armonía, la simplicidad y el equilibrio.
2. Destacar el arte en las paredes
El lenguaje artístico pone de relieve la creatividad de aquellos pintores que dan forma a nuevos universos a través de sus obras. Un gran cuadro puede convertirse en la pieza principal del salón, por ejemplo. El arte expuesto sobre un fondo blanco luce de un modo especial como puedes comprobar en tu visita a diferentes museos. La ubicación intencional de un cuadro, sobre una superficie de estas características, invita a la contemplación y al disfrute de esta experiencia estética vivida en el corazón del hogar.
3. Decoración total white
La utilización del color es una de las claves para dar la ambientación deseada al inmueble. Si quieres inspirarte en este concepto, el blanco será el hilo conductor del esquema empleado para vestir un cuarto. Una fórmula que es la máxima expresión de luz y amplitud.
4. Quieres elegir un color atemporal
Tienes la posibilidad de pintar las paredes de tu hogar en colores diferentes. Imagina que existe otro tono que te gusta mucho más que el blanco. Y, sin embargo, a pesar de encantarte dicha propuesta, quizá crees que con el tiempo llegará a aburrirte si observas ese color todos los días en el salón, por ejemplo.
La elección de la pintura es una decisión que mira más allá de lo inmediato. Una de las razones por las que el blanco sigue siendo tendencia en la actualidad, es que muchas personas ponen en valor la atemporalidad de esta idea.
5. Realzar el estilo principal
El blanco combina con multitud de tendencias, por ello, también es habitual en diferentes diseños. Si quieres pintar las paredes de un cuarto decorado con estilo nórdico, clásico, mediterráneo, rústico, minimalista o contemporáneo, esta propuesta puede ser la clave definitiva para lograr la ambientación deseada.
6. Colorterapia
El objetivo final de la decoración va más allá de los límites de dicho hogar y trasciende al ámbito de la existencia. Lo más importante es que te sientas bien en ese espacio que es la expresión de un lugar vivido. El análisis de un color también puede estar vinculado a una emoción. La colorterapia pone de manifiesto la influencia de este elemento en el estado de ánimo de quien contempla aquello que está a su alrededor. Pues bien, el ejemplo mencionado potencia la calma y la serenidad. ¿Quieres crear una atmósfera relajante en tu vivienda? Ten en cuenta, además, que no existe un único tipo de blanco.
7. Muebles de madera clara
La carpintería es otra de las cuestiones más relevantes en la preparación de este escenario. La combinación de este tipo de mobiliario combina perfectamente con el tono blanco de las paredes.
Como puedes deducir a partir del análisis que hemos realizado, existen distintos ejemplos en los que el color blanco es un acierto. Pero la elección final siempre debe concretarse en el marco particular de cada hogar que posee unas propiedades únicas.