Melamina, hierro, madera, acrílico… Cada vez es más amplia la variedad de materiales que los fabricantes utilizan para llevar a cabo sus creaciones. Las peculiaridades de cada uno determinan su durabilidad, su ubicación en el interior o el exterior y, por supuesto, cómo han de cuidarse. Si quieres tener tus muebles siempre como el primer día, lee atentamente los consejos del blog de decoración de Muebles BOOM y… ¡lo conseguirás!
Suelen estar realizados en plásticos con diferentes calidades. Los de resina son los que ofrecen una mayor resistencia a los cambios de temperatura y a las inclemencias del tiempo. Su limpieza ha de hacerse con una bayeta suave y jabón no abrasivo, aunque ya hay productos específicos para su mantenimiento e incluso pinturas para poder restaurarlos en caso de que se estropeen.
Últimamente se han popularizado también las resinas sintéticas (imitan a las naturales) debido a su combinación de resistencia y belleza. Para limpiarlas sólo hace falta un paño húmedo muy escurrido y jabón neutro.
Por supuesto, también tienes muebles de exterior realizados con materiales naturales como fibras y madera. Entre las primeras las más conocidas hasta hace poco eran el mimbre, el bambú, la médula o el ratán; poco a poco han ido apareciendo otras como las algas, las hojas de plátano, el sisal… Sea cual sea el tipo de fibra, conviene barnizar los muebles y renovar esta protección al menos una vez al año, eso sí después de eliminar bien el polvo.
En cuanto a la madera, las más demandadas son las de origen tropical como la teca, una de las más resistente al agua y la humedad, requiere un mantenimiento anual que consiste en la aplicación de un aceite específico que conserve el nivel de humedad natural y que evite que se abra con los cambios de temperatura. Antes de dar el aceite conviene pasar una lija muy suave para quitar impurezas y suciedad.
Los muebles de interior.
Una de las tendencias más en boga son los muebles lacados. Se trata de una terminación muy bella pero que se raya con facilidad, por eso nunca se debe limpiar con productos agresivos. Por ejemplo, para eliminar las huellas de las manos, solo hay que pasar una gamuza húmeda. Pero sin duda, los muebles de madera maciza han sido por excelencia los más utilizados durante años.
Como cualquier otra pieza de madera, para mantenerlo como el primero día, debes limpiarlo con productos que no sea abrasivos y nutrirlo con ceras. Te aconsejamos también que no le de el sol directamente; ya sabes que la madera natural con el tiempo pierde color e incluso puede llegar a agrietarse.
Otra de las opciones más extendidas por su bajo precio y resistencia son los muebles melaminados; sus acabados imitan maderas barnizadas pero en oposición a estos nos les afecta la luz, no se rayan y se pueden limpiar con limpiadores normales. Existe una variada oferta: zapateros, estanterías, mesas… Aquí tienes solo un ejemplo, un práctico zapatero en tablero melaminado de 16 mm de grosor.
Otras opciones.
El cristal y el vidrio son materiales claves de la decoración moderna. Los muebles realizados con ellos resultan muy ligeros y su mantenimiento súpersencillo, basta limpiarlos de forma habitual con un limpiacristales.
De aspecto similar al cristal pero más resistentes a los impactos son los muebles de metacrilato, aunque como éstos su limpieza es también sencilla: agua y jabón aplicados con un paño (de los que no sueltan pelusa) o un limpia cristales.
Otra de las señas de identidad del estilo moderno son las piezas fabricadas en acero inoxidable. Su mayor inconveniente es la facilidad con la que puede rayarse. Por eso a este tipo de muebles hay que limpiarlos siempre con un paño de microfibra humedecido en agua y jabón neutro.
El hierro forjado es, por el contrario, un material asociado a diseños más clásicos. Puedes encontrar muebles tanto de interior como de exterior. En el primer caso, deben estar tratados con barnices o pinturas antioxidantes ya son especialmente sensibles a este problema y, al menos una vez a año (te recomendamos que sea al inicio del invierno), darle una capa de cera, así el agua resbalará.
En el caso de los muebles de interior, como este cabecero, basta que los limpies con jabón neutro y una bayeta bien escurrida.
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