A la hora de reformar la cocina, deberías tener muy claro cuál va a ser el estilo que quieres que predomine en la misma. Para ello tendrás que pensar en los que están más de moda, que como bien sabes son el nórdico, el industrial, el rústico o el minimalista. Hoy te vamos a hablar del industrial, que en nuestra opinión es uno de los más recomendables por la libertad que te da a la hora de decorar combinando colores y materiales.
Sabor neoyorquino
Una cocina de estilo industrial es una cocina que tiene sabor a los años 50, ya que es la década en la que se popularizó en Estados Unidos para llegar más tarde a otros países como España.
Materiales de todo tipo
De este tipo de cocinas hay que destacar los numerosos materiales que se pueden emplear para darle vida: hierro, cristal, hormigón, hierro, cemento, ladrillo… También puedes decantarte por muebles usados y objetos decorativos que hayas reciclado, aunque eso ya es una decisión muy personal que tendrás que tomar en función de tus gustos y necesidades.
Detalles característicos
Lo que no puede faltar es el descaro de una tubería a la vista. Lo mismo podemos decir de los ladrillos o las vigas, que para nada se ocultan. Si tienes la posibilidad de mostrarlos, es lo mejor que podrás hacer para darle personalidad a la cocina.
Recuerda que las lámparas y las sillas de metal también pueden tener un papel protagonista, ya que son elementos diferenciadores de un ambiente de estilo industrial. Además, los electrodomésticos deberían ser de color negro o de acero inoxidable. Combinarán a las mil maravillas con puertas de acero, madera o lacadas.
A continuación puedes ver la imagen de una cocina que se podría considerar como de estilo industrial añadiendo algunos complementos decorativos en consonancia.
A la hora de elegir los complementos, te recomendamos que sean lo más sobrios posible. Pasa de lo superfluo y empápate de la robustez de los materiales, siendo conocedor en todo momento de las posibilidades que te brinda el estilo industrial, al que no le importa mezclar materiales pulidos y brillantes con otros desgastados y de estilo rústico.
Los muebles deben ser funcionales, y a poder ser sin tiradores. El espacio de las paredes se aprovecha con rieles, pequeños estantes y colgadores en los que uno puede colocar elementos fundamentales en una cocina, como por ejemplo vasos, platos, cucharas y tenedores de madera, botes de cristal…
Utilidad por encima de todo
Otro detalle característico de este tipo de cocinas tiene que ver con el espacio disponible. Se valora que uno no tenga problemas para trabajar con los alimentos. La comodidad y la funcionalidad están por encima de todo. Por eso tendrás que pensar en la distribución, valorando la posibilidad de colocar una isla en el centro si tu cocina es lo suficientemente grande.
Los colores
Los colores más recomendables son los grises, los negros y los marrones, aunque el blanco y el beige también pueden entrar en acción para crear un bonito contraste. Lo que no suele ser nada habitual en una cocina de estilo nórdico es que haya colores llamativos como por ejemplo el rojo o el amarillo. Éstos, de aparecer, suelen hacerlo en pequeñas pinceladas como puede ser un cuadro tipo vintage.
Los acabados de pizarra también son muy habituales. No solo son un reclamo a nivel estético, sino que te permiten escribir mensajes cariñosos o redactar la lista de la compra para que no se te olvide nada. Los azulejos blancos también son bienvenidos porque hacen que el espacio de la cocina sea más grande de lo que realmente es.