Todos sabemos que las modas cambian y lo que un momento hace furor, poco después puede estar completamente desfasado. En lo que a los colores respecta en el mundo de la decoración, recuerdo que hace unos años pasamos de tener las casas pintadas todo en blanco a decorar cada habitación en un color diferente.
Y aún seguimos haciéndolo pero, ¿sabemos cómo influyen los colores en nosotros? ¿Qué tonalidad es la más indicada para cada zona? Aunque no lo creas los colores influyen en nuestro estado de ánimo, por eso es importante saber cómo lo hacen para acertar al decorar nuestra casa.
Cuidado con los excesos
Hay estudios que afirman que las personas que viven en casas decoradas con una mezcla de muchos colores, tienen una mayor tendencia al cansancio y son más fáciles de irritar. Y que si además las tonalidades son muy llamativas les producen cierta tendencia a la agresividad.
Todo esto no quiere decir que, si te gustan los colores, renuncies a ellos, pero sí que los utilices con sentido y, mejor, en pequeñas pinceladas: pinta sólo una pared de la estancia en lugar de todas, añade algún mueble en color como una estantería, la mesa de centro…
Otros factores que tener en cuenta para elegir el color
Uno de ellos es, por supuesto el espacio, ya sabes que los colores fuertes lo reducen visualmente mientras que los claros lo acrecientan. Se realista, analiza bien el espacio de la habitación que vas a decorar y hazlo de forma que potencies sus virtudes y disimules sus defectos; con el tiempo lo agradecerás.
También es importante que tengas en cuenta cuánta luz natural tiene la estancia: si dispone de mucha puedes optar sin miedo por colores fuertes; pero no lo hagas si apenas tiene, te cansarás de ellos en poco tiempo y te sentirás incomodo.
Un color para cada habitación
En el recibidor, apuesta por un color acogedor que sirva de transición al resto de las habitaciones. El naranja o el rojo son colores vitales muy positivos; en sus tonalidades más suaves crean ambientes calidos y acogedores.
Para el salón resultan muy acertados amarillos y naranjas porque crean ambientes envolventes y amigables. Combinados con marrones y verdes potencian la relajación. Si tiene mucha luz, puedes pintar una pared de rojo (más puede llegar a cansar), porque es un color que fomenta las relaciones sociales.
En el cuarto de estudio o trabajo, apuesta por colores que potencien la concentración (como los azules) y la actividad mental, (como amarillos o grises claros).
En los dormitorios, por supuesto, tonalidades que inviten al relax: los verdes manzana y rosas pasteles son perfectos. También los neutros como el marfil, el beis y los cremas transmiten serenidad, tranquilidad y calma, además dan sensación de amplitud . Si te gusta el orden, apuesta por los tonos tostados y tierra.
En el baño una opción segura son los azules y verdes, transmiten sensación de limpieza y además invitan al relax.
Por último, ten en cuenta que en la cocina la sensación de limpieza es súper importante. El blanco es el color que más la proporciona pero curiosamente es también el que se ensucia con más facilidad, hay una solución intermedia: las tonalidades rotas.
Por cierto, naranjas y rojos estimulan el apetito ¿por qué no los introduces en los muebles?