A la hora de escoger los colores para pintar o decorar las paredes de las diferentes estancias del hogar debemos tener en cuenta muchos factores, como la influencia que tendrán en la percepción del espacio, la combinación con el resto de elementos que formarán parte del ambiente o las sensaciones que las tonalidades podrán provocar. Los colores más utilizados suelen ser los claros, ya que ayudan a potenciar la luminosidad y a ampliar el espacio visualmente, algo muy necesario en las viviendas actuales, que suelen caracterizarse por la escasez de metros cuadrados y de luz natural. En el lado contrario encontramos el negro, el color más arriesgado de la gama cromática si hablamos de decorar paredes. Eso sí, por muy arriesgado que sea, se puede tener éxito utilizando este color. Para ello solo tendrás que seguir los consejos que vamos a darte a continuación.
El negro en la decoración
Lo primero que deberás tener en cuenta a la hora de utilizar el negro para decorar las paredes es que se trata de un color que absorbe la luz, por lo que el resultado puede ser poco favorecedor, especialmente en estancias donde la luz natural brilla por su ausencia. Además, el negro hará que los espacios se vean aún más pequeños y, por tanto, que se genere una sensación de agobio. ¡Pero no creas que el negro solo tiene cosas malas! Este color es perfecto para dar profundidad y, además, resulta súper elegante y moderno, sobre todo si se dispone de la iluminación adecuada y se combina de forma correcta. Si no te atreves con el negro, pero quieres decorar alguna pared de tu hogar con un tono oscuro, también puedes optar por el gris oscuro o el marengo, que aportará los mismos efectos visuales pero con menos intensidad. Puedes ver un ejemplo de lo que te estamos comentado en el cuarto de baño que te mostramos en la siguiente imagen.
No en todas las paredes
Teniendo en cuenta lo que te acabamos de comentar, lo primero que queremos recomendarte es que no utilices el negro en todas las paredes de una misma habitación, sobre todo si se trata de una estancia pequeña y con pocos metros cuadrados. Así, lo ideal es que pintes solo una de las paredes o, si lo prefieres, destaques alguna zona concreta de la estancia.
En todas las estancias
Como te acabamos de comentar, es preferible que tan solo pintes una pared de la estancia en cuestión, aunque dependiendo del tipo de habitación, deberás optar por una u otra opción. Así, en dormitorios lo mejor es que pintes la pared del cabecero. De esta manera, no tendrás que verla desde la cama. En cambio, en el salón podrás pintar cualquiera de las paredes. Eso sí, lo más habitual es escoger la del sofá o la del mueble. También podrás utilizar el negro en cocinas, cuartos de baño y habitaciones infantiles y juveniles, aunque con mucho cuidado. En este último caso, puede ser una genial opción pintar una pared con pintura de pizarra, que normalmente es de un color oscuro. En cualquier caso, si te decantas por esta opción, lo ideal es que los muebles, complementos y objetos decorativos que coloques en ella sean blancos o de tonalidades claras para que destaquen tanto las piezas como la pared. Por supuesto, también quedarán geniales las piezas de madera, material que siempre ayuda a aportar calidez. Puedes ver un ejemplo en el salón moderno que te mostramos en la siguiente imagen.
Colores que combinan con el negro
Como habrás oído en numerosas ocasiones, el negro pega con toda, así que lo tendrás muy fácil a la hora de encontrar colores que combinen con este color. Sin embargo, en decoración es mejor que te decantes por tonos claros que produzcan constaste, especialmente el blanco, con el que podrás lograr una atmósfera de lo más elegante. También puedes pintar el resto de paredes con colores cálidos, beiges, grises suaves u ocres. En general es preferible que te decantes por tonos naturales.